Cobran como canovistas



Redacción de "La Época"


El marqués de Valdeiglesias tenía un periódico de los de verdad: serio, formal, como dios manda. Y no jugaba al despiste; era lo que era, sin complejos; y lo que era lo explicó así uno de los suyos: «La Época quedó como el periódico del hogar, y del hogar respetable y bien acomodado […]. Leer La Época fue durante mucho tiempo un título de honor para las señoras, como tener por modista a Mad. Carolina y por zapatero a Reynaldo. Para los hombres era como una cédula que daba fe del amor al orden, a los principios establecidos, a lo que servía de base a la buena organización social». En fin, que aquel papel era el breviario de la Restauración canovista y estaba tan perfectamente confundido con el régimen que llegó a tener por taquígrafo a Jacobo Rebollo, que también lo era del Congreso de los diputados.

El caso es que el tinglado de Cánovas y Cánovas mismo, más La Época y uno de sus insignes periodistas, Francisco Fernández Villegas, alias Zeda, se encontraban entre las bestias pardas que más sulfuraban a Clarín, que ya es decir (porque, aunque ayer, en la Feria del Libro de Madrid, en un golpe de calor o en un rapto de osada ignorancia, Antonio Muñoz Molina, sí, precisamente el blandengue de Muñoz Molina, tuvo la desfachatez de tacharlo de flojo, lo cierto es que Clarín prodigó sus encarnizadas invectivas contra la carcundia sin miramientos ni descanso y con muchísima gracia). Pues bien, todas sus bestias se le pusieron a tiro el día en que a Zeda se le ocurrió hacer literatura en La Época a propósito de un discurso de Cánovas. Se lo habían dejado en bandeja, pero es justo decir que le salió soberbio el artículo que escribió para Heraldo de Madrid riéndose de la supina estupidez del prohombre, del engolado estilo del periódico y de los atentados contra la memoria de Nebrija perpetrados por el plumífero. Después de despellejarlos a gusto, termina: «Mete [La Época] en la redacción chicos ibsenianos y le resulta eso; que cobran como canovistas, pero escriben como revolucionarios, particularmente como anarquistas de la lógica y de la gramática». Últimamente, después de leer el periódico, me acuerdo de la frase. A la fuerza, porque no son menudos los despropósitos de los canovistas de hoy. Y sin un Clarín que nos ampare.

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